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Entre lo sagrado y lo imperial: la transformación del centro sagrado mexica en el corazón virreinal

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La transformación del Huey Teocalli, centro espiritual y cosmológico del mundo mexica, en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México fue una operación arquitectónica y simbólica sin precedentes. Esta transformación no solo implicó la sustitución de un edificio, sino la escenificación pública de un nuevo orden. La conquista del espacio fue también la conquista de la mirada: lo que antes era el eje del universo indígena, se convirtió en el núcleo de un régimen cristiano y virreinal.

La Catedral Metropolitana, cuya construcción comenzó en 1573 y concluyó en el siglo XVIII, fue levantada en el mismo sitio donde se alzaba el Teocalli, como un gesto deliberado de supremacía visual y religiosa. Sus torres, su planta basilical, sus cúpulas y fachadas monumentales expresaban una clara voluntad de dominación: lo indígena debía quedar fuera de la escena pública, desplazado simbólicamente por las formas de un cristianismo imperial. En su lenguaje arquitectónico europeo, inspirado en el Renacimiento, el Barroco y el Neoclásico, se consolidaba una visión jerárquica y racional del espacio, regulada por las Leyes de Indias, que organizaban la ciudad en torno a una plaza mayor con ejes visuales rectilíneos dirigidos al poder.

Además de su escala monumental, la Catedral proyectaba una nueva forma de habitar lo sagrado. Mientras el Teocalli se integraba a los ciclos cósmicos, la nueva catedral respondía a un modelo escenográfico, donde el espacio era controlado, secuenciado y orientado hacia el espectáculo litúrgico. Esto se repetía en estructuras como las capillas posas, presentes en conventos como Huejotzingo, que organizaban las procesiones y el acceso indígena al rito. Aunque más discretas en tamaño, estas capillas eran potentes dispositivos de control, decoradas con símbolos cristianos entrelazados con formas indígenas, evidenciando una visualidad mestiza que buscaba integrar sin igualar.

En el plano ornamental, el Sagrario Metropolitano, parte del conjunto catedralicio, adopta un barroco americanizado que demuestra cómo la estética virreinal se nutría de lo local. Sus columnas estípites, su piedra rosa y sus decoraciones exuberantes mezclan la herencia europea con reinterpretaciones autóctonas, evidenciando que la conquista también se daba a través de la imagen.

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"La arquitectura de la evangelización es el resultado de la fusión de características tanto prehispánicas como occidentales. De esta manera se unifica el sentido externo del culto y el espacio ceremonial del mundo indígena con los elementos de tradición cristiana."

-Sergio Reyes Salinas. "El Mestizaje en La Arquitectura Mendicante del Siglo XVI en Mexico"

GRUPO 5

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Giuliana Bernacchia, Mauro Hartvig,

Agustín Krafft, Estefania Zanoguera

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